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29/12/2024

La escena del crimen de Nora Dalmasso: cómo se preservó el vello púbico que complica al nuevo sospechoso

Fuente: telam

El 26 de noviembre de 2006, los peritos recuperaron la muestra encontrada sobre el cuerpo de la esposa de Marcelo Macarrón. Esa evidencia, 18 años después, sirvió para señalar al parquetista Roberto Bárzola como el nuevo sospechoso del homicidio

>El oficial inspector Sergio Ariel Liendo, de la subcomisaría Abilene, llegó a la casa de la calle 5 del country Villa Golf, en Río Cuarto, provincia de Cóprdoba, cerca de las 18.35 del 26 de noviembre de 2006. En ese momento, el policía tenía 32 años y escaso conocimiento en la preservación de la escena del crimen. No contaba, siquiera, con la cinta para delimitar el perímetro.

Dentro de la casa, esperaba el cadáver de Nora Dalmasso, tendido sobre la cama de una plaza de su hija, con el cinto de su bata anudado alrededor de su cuello.

El oficial inspector ingresó por una puerta trasera de la vivienda, abierta. No observó marcas forzamientos en la abertura, ni desorden en la planta baja. Subió al primer piso y percibió el olor de un cuerpo en descomposición que emanaba desde una de las habitaciones de los pasillos.

Al entrar, vio a la mujer recostada de costado sobre la cama de madera, con su cabeza orientada en forma diagonal en la cama, apoyada contra la pared opuesta a la puerta y al lado de una ventana que tenía postigos y vidrios cerrados.

Liendo, de acuerdo al sumario posterior, notó “los cabellos castaños claros” de la víctima, que tenía “el torso superior descubierto con los senos visibles, la parte inferior del tronco y las piernas tapadas con una sabana, dejando ver parte de una pierna y el pie de la otra”.

En esa habitación, según la percepción del policía, tampoco había desorden. Comunicó la novedad a sus superiores. Heredia le indicó, entonces, que se trataba de la esposa del médico Macarrón, quien regresaba, en ese momento, de Punta del Este.

Di Santo y su secretaria Valeria Savino llegaron más tarde, al igual que personal del Cuerpo Forense Judicial. El sargento ayudante José Cristóbal Palma se avocó a las tareas de planimetría y fotografía, mientras Liendo se dedicó al labrado de actas de inspección, ocular, croquis y de secuestro de los elementos que los funcionarios judiciales y detectives de la División Investigaciones de la Policía de Córdoba le indicaban.

Entonces, dibujó el sillón tipo puff de color azul, sobre el cual se encontraba extendido un jean, la bata de toalla color blanco que se encontraba a los pies de la víctima que, intuyó, se correspondía con el cinto que aprisionaba su cuello. Anotó, además, la malla tipo bikini rosa que se hallaba en el mismo sitio.

Los forenses incluyeron en el grupo objetos que Liendo no incluyó en la ilustración: el reloj Rolex blanco y los siete anillos que llevaba la víctima fueron parte de ese grupo.

En el resto de la casa, los peritos levantaron dos diarios del Puntal del hall de entrada; una nota dirigida a Dalmasso de una de sus amigas, que le pedía confirmar su presencia en una cena, hallada en la mesa de la cocina, donde también encontraron colillas de cigarrillo.

En un sobre -rubricado secuestro N°2- fue colocado un cepillo para el cabello.

Luego, colocaron en sobres de plástico evidencia muy relevante: un pelo encontrado en un cenicero (secuestro N° 10), otro de la pileta del baño (secuestro N° 8); un tercero del brazo derecho (secuestro N° 1) y un cuarto del brazo izquierdo (secuestro N°2).

Los pelos junto a una sábana “de arriba”, otra “de abajo”, la bata, su cinto, una funda de almohada y el cinto fueron guardados en una cuarta bolsa, marcada con la “D”.

Todos los elementos, parte del sumario 1915/06, fueron entregados a la médica forense Virginia Ferreyra.

Liendo, con jerarquía de comisario en la actualidad, fue uno de los testigos que declararon en el juicio contra el viudo, que resultó absuelto por el homicidio. El 23 de marzo de 2022 se presentó ante el jurado popular.

El defensor de Macarrón en el debate, Marcelo Brito, quiso saber más sobre sus conocimientos. “¿Sabe usted que hay normas relacionadas con dicha preservación que específicamente se refieren al modo de tratamiento del secuestro de vellos púbicos y pelos?, ¿sabe?”, le preguntó el abogado.

No”, admitió el oficial que estuvo a cargo de la preservación de la escena. Al mismo tiempo, reconoció, 18 años más tarde, aún desconocer el principio de intercambio de Locard, que sostiene que el autor de un crimen deja algo en la escena y, al mismo, saldrá con algo de ella.

“Llevé vaso y cubiertos de la comisaría. Sobre el mismo papel, hicimos como un mantel; comimos ahí arriba, volvimos a envolver; no usamos nada, nada”, aclaró.

Fuente: telam

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