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11/09/2024

En sintonía con Almodóvar, una novela trata con sensibilidad el acompañamiento en el final de una vida

Fuente: telam

“Mala carne”, de Sofía Almiroty, narra el viaje de una joven y su abuela a la vez que reflexiona sobre el delicado tema de la eutanasia. “Necesité convertir esa experiencia en literatura”, dice la autora

>En las sombras de la existencia, donde la fragilidad de la vida se torna más palpable, surgen las verdaderas pruebas de nuestra humanidad. Acompañar a un enfermo terminal es un acto profundo de compasión y respeto, una forma de estar presentes incluso cuando las palabras sobran. Pedro Almodóvar, al recibir el León de Oro por Durante el fin de semana pasada, estas ideas invitaron a la reflexión mientras tomaba forma este artículo sobre Mala carne, la primera novela de Sofía Almiroty, una obra que explora de manera intensa y conmovedora el viaje final de una joven y su abuela en la estepa patagónica argentina. A través de la travesía de Ariana y Rosa Funes, Almiroty nos ofrece una narrativa que nos enfrenta a los tabúes que rodean la enfermedad y la muerte. En su búsqueda de respuestas sobre una enfermedad enigmática, la novela se convierte en una exploración de mitos, secretos familiares y el inevitable deterioro del cuerpo.

La enfermedad y la muerte son aspectos de la vida que a menudo evitamos, como si al no nombrarlos pudieran desaparecer. Pero la realidad es que se manifiestan en los momentos más inesperados, desafiando nuestra cotidianidad. Nos enfrentamos a preguntas difíciles: ¿qué sucede cuando una enfermedad no tiene remedio? ¿Cómo transformamos el cuidado de un ser querido en un acto de amor genuino? ¿Qué rol juegan las mujeres, que a menudo asumen el peso de estos cuidados, en esta dinámica? La empatía se convierte en un faro en medio de la oscuridad, permitiéndonos ponernos en el lugar del que sufre y del que no encuentra alivio.

La habitación de al lado y Mala carne nos invitan a reflexionar sobre estos temas profundos y a valorar el verdadero significado de acompañar a quienes están al final de su camino. Nos recuerdan que, en el acto de cuidar y en el arte de decir adiós, descubrimos las mayores cualidades de nuestra humanidad. En la película, Tilda Swinton y Julianne Moore interpretan a dos amigas, una de las cuales padece un cáncer terminal. La trama gira en torno a la decisión consciente y voluntaria de la enferma de terminar con su vida de manera digna. “Acompañar a un enfermo terminal, saber estar al lado, a veces sin decir una palabra, es una de las grandes cualidades que poseemos las personas. Despedirse de este mundo limpia y dignamente creo que es un derecho fundamental de todo ser humano”, remarcó Almodóvar al recibir su premio.

Por su parte, Sofía Almiroty, periodista y escritora, debuta en la literatura con una novela que narra no solo la agonía física de Rosa, sino también el vínculo especial y transgeneracional que comparte con Ariana. La autora aborda la temática de los cuidados y el derecho a una muerte digna, reflejando su propia experiencia al acompañar a su abuela en sus últimos días. Almiroty cuestiona la burocracia y la frialdad del sistema de salud, retratando un contexto en el que eutanasia no es aún legal y poniendo énfasis en la necesidad de un diálogo informado y valiente sobre este tema.

En Mala carne, la historia de Rosa Funes se narra mediante monólogos que reflejan la voz de una mujer anónima del siglo XX en Argentina. Este recurso literario permite a los lectores sumergirse en la vida y pensamientos de la abuela, construyendo un personaje complejo y multifacético que representa a tantas mujeres relegadas a roles tradicionales sin reconocimiento social, particularmente aquellas dedicadas al hogar y al cuidado.

Para Ariana, descubrir el pasado de quienes amamos es un acto significativo que puede llenar vacíos emocionales. Este proceso de reconstrucción también es una forma de cuidado, un intento de sostenernos en la memoria y el amor entre generaciones, aunque la realidad que refleja pueda estar cargada de sacrificios y frustraciones. Mala carne no solo es una exploración literaria del cuerpo y la enfermedad, sino también un homenaje a la resistencia y valentía de las mujeres en contextos adversos.

—¿Cómo nació tu novela y cuánto de tu historia personal hay en ella?

—La novela surge de experiencias de la vida, ya que siempre escribo a partir de lo que me rodea, aunque no siempre de manera biográfica. Está inspirada en la vida y la agonía de mi abuela, a quien acompañé en sus últimos años y, especialmente, durante su enfermedad. Necesité convertir esa experiencia en literatura, en una novela, porque fue una forma de reimaginar lo que me hubiera gustado que ocurriera, aunque la vida no salió como esperaba. La escritura me dio una especie de revancha, permitiéndome sentir mejor al imaginar y escribir lo que no sucedió en la realidad.

—¿Cuándo comenzaste esta nueva etapa como escritora?

—¿Cómo decidiste tratar el tema de la enfermedad en tu novela, dado su enfoque en detalles específicos?

—¿Cómo abordaste la soledad de la nieta que cuida a su abuela en la novela? ¿Quién cuida a quienes cuidan?

—Es un tema importante y muy relevante. En la novela, la protagonista está muy sola mientras cuida a su abuela, y esto refleja una realidad a menudo pasada por alto: ¿quién cuida a los cuidadores? Este concepto también se está empezando a reconocer en la atención a madres recién paridas, donde se busca apoyar a quien está en el proceso de recuperación. Sin embargo, el mismo problema ocurre en la muerte: los que acompañan a los enfermos a menudo no reciben el cuidado y apoyo que necesitan. En la novela, el viaje de la protagonista es una mezcla de aventura y locura, donde la liberación creativa que experimenta contrasta con la realidad dura y silenciosa de los hospitales. Mientras cuidaba a mi abuela, me imaginaba en esa aventura arriesgada como una forma de escapar de la tristeza y el estancamiento del entorno hospitalario, un entorno que a menudo amplifica la soledad y la desesperanza. Es un mal menor, pero también una oportunidad para replantear cómo acompañamos y apoyamos a quienes están en esos momentos críticos.

—¿Por qué elegiste una ciudad en el sur para ambientar tu novela? ¿Hay alguna razón personal detrás de esta elección?

—¿Cómo fue el proceso de compartir tu novela, desde la escritura hasta su circulación?

—Me imagino que todos siempre tenían mucha fascinación por el personaje de la abuela.

—¿Cómo fue el proceso de creación de los personajes en tu novela? ¿Utilizaste algún archivo personal para su desarrollo?

Las grabaciones revelaron detalles sobre su forma de hablar, sus intereses y su contexto cultural. Esta información fue crucial para desarrollar su personaje en la novela. Incorporé monólogos que reflejan su voz auténtica, no solo desde mi perspectiva, sino también como un homenaje a su generación. Quería que su voz, que a menudo fue silenciada, se escuchara a través de la ficción, asegurando que su historia y su forma de hablar tuvieran el reconocimiento que merecen.

—¿Cómo reaccionó tu familia cuando compartiste la novela con ellos?

—A diferencia de nuestro país, en España, la muerte digna es un tema de debate importante, ¿qué sucedió cuando lo presentaste allá?

—¿Fue difícil para ti decir “hasta aquí” y considerar el libro como finalizado, especialmente siendo una historia tan personal y tu primer libro?

Fuente: telam

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